• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal
Centro Alhambra | Cristina Martínez

Centro Alhambra | Cristina Martínez

Un lugar de escucha, comprensión y encuentro contigo mismo para resolver conflictos y reconciliarte con la vida.

  • SOBRE MÍ
  • PSICOTERAPIA INDIVIDUAL
  • SEXUALIDAD Y PAREJA
    • PSICOTERAPIA SEXUAL
    • PSICOTERAPIA DE PAREJA
  • CURSOS ONLINE
  • TALLERES
    • TALLER AMARSE A UNO MISMO
    • TALLERES RELACIONES PERSONALES
    • TALLER DE CONSTELACIONES
  • REGALO
  • BLOG
  • CONTACTO

Psicología

Combate el síndrome del impostor y fortalece tu autoestima

abril 21, 2022 by Cristina Martinez Deja un comentario

El síndrome del impostor, también conocido como el síndrome del fraude, es cada vez más común. 

¿Alguna vez has atribuido algún logro a la suerte? ¿O simplemente te has quitado mérito, o no te has creído del todo algún halago? 

Esos momentos en los que sientes que no mereces el éxito aunque hayas trabajado duro y de forma honesta, aunque realmente lo que has hecho es genial, es una de las formas en las que el síndrome del impostor se manifiesta. 

Aunque lleva estudiándose desde los años 70, cada vez más personas reconocen haberlo sentido. 

Quien padece el síndrome del impostor se convence a sí mismo de que es un fraude y achaca los logros a pura coincidencia aunque sea todo lo contrario. 

Y eso hace que la autoestima vaya debilitándose, hasta incluso paralizarte y atraparte en un bucle constante de emociones y pensamientos negativos que te impide ver la realidad con objetividad. 

Por todo ello en este artículo vamos a ver en qué consiste el síndrome del impostor y cómo puedes combatirlo. 

Cómo se manifiesta el síndrome del impostor  

El síndrome del impostor llega en la mayoría de los casos en el momento en el que una persona tiene por delante un objetivo para el cual ha de hacer una tarea. 

Al pensar en la tarea, se activan mecanismos internos asociados a experiencias del pasado y otra serie de factores, que casi siempre llevan asociados el miedo al fracaso. 

Estos mecanismos hacen que o bien nos sobre-preparemos y seamos excesivamente autoexigentes, o bien que procrastinemos por miedo a ser incapaces. 

Sea como sea, una vez terminada la tarea, llegan los resultados. 

Y es aquí, frente a dichos resultados, cuando se activa el sentimiento de culpa por no merecerlos. Ya sea un elogio, una buena nota, un logro personal, etc. 

El sentimiento de culpa es el que nos dice que no somos tan buenos, que pudimos hacerlo  mejor, que si ha salido bien es simplemente casualidad o suerte, que lo que nos dicen otras personas es para adularnos… 

Aunque potencialmente todo el mundo tiene la posibilidad de sentirse así, normalmente se da con más frecuencias en personas:

  • Con baja autoestima. 
  • Que han vivido experiencias de acoso. 
  • Que no han sido estudiantes brillantes. 
  • Que han padecido constantes críticas en la infancia. 
  • Que han perdido la confianza en sí mismas. 

En definitiva, personas con una tendencia más bien baja en cuanto a seguridad personal nos referimos. 

Todo esto hace que el síndrome del impostor, además de en situaciones como las que hemos visto hace un momento, se manifieste en:

  • Temor constante a ser descubierto como un fraude. 
  • Incredulidad en las capacidades y destrezas propias. 
  • Creencia de no merecer los logros propios. 
  • Sensación de injusticia cuando consigue algo. 
  • Desmotivación asociada a la autoconfianza. 
  • Ansiedad, depresión, tristeza… 

A pesar de ser personas competentes, que logran sus objetivos, que tienen éxito en sus relaciones personales, no sienten que sea relevantes, más bien detectan que no están a la altura, que no merecen lo que tienen en su vida, y se quitan cualquier mérito. 

Cómo combatir el síndrome del impostor 

El síndrome del impostor se ha relacionado con algunas tendencias psicológicas como el pesimismo defensivo, caracterizado por personas que hacen predicciones negativas de lo que va a ocurrir a pesar de que lo esperable es todo lo contrario. 

Seguro que te resulta familiar esa situación de un estudiante que da todo por perdido al estudiar o al salir de un examen a pesar de que siempre obtiene calificaciones altas. 

El síndrome del impostor se asocia en algunas ocasiones con trastornos de la ansiedad o depresión, en cuyo caso es fundamental trabajarlo antes de que pueda empeorar. 

Desde mi experiencia como psicóloga he observado como la gran mayoría de los casos que han llegado a consulta con problemas de autoestima y síndrome del impostor han mejorado su calidad de vida notablemente tras un proceso terapéutico. 

Para lidiar con el síndrome del impostor, el primer paso es ser consciente de que no estás solo o sola en esto. 

Cuando te apoyas en otras personas, todo resulta mucho más llevadero. 

Porque vas a necesitar aprender a diferenciar entre la humildad y el miedo, dejar ir a tu perfeccionista interior, y ser mucho más amable contigo. 

Y aunque suena sencillo, a veces no lo es. 

El síndrome del impostor muchas veces se integra tanto en nuestra personalidad que cuesta desvincularlo, y por eso pedir ayuda puede ser la mejor manera de aprender herramientas con las que conseguirlo. 

O al menos, lograr dejar atrás ese malestar que te generan tus éxitos. Ya sabes que si quieres que te ayude, podemos lograrlo en consulta. 

Otras recomendaciones para ir empezando 

Además de pedir ayuda, hay una serie de acciones que puedes ir intentando en tu día a día para sentirte mejor. 

Por ejemplo, puedes escribir en un papel todas las cosas que has logrado en tu vida, incluyendo aprobar tus estudios, el carnet de conducir, tener un sueldo, comprar x objeto… Y también conservar relaciones personales y crear nuevas. 

Otra recomendación que puede servirte es la de dar las gracias por todo ello. Es decir, no solo ser consciente de lo que has logrado, sino agradecer por lo que tienes, y también agradecer a las personas que te han apoyado. 

Por último, ajusta tus expectativas, suelta la idea de hacerlo todo perfecto, y asume que en tu vida ocurrirán muchas cosas que no saldrán bien. Y eso es absolutamente normal, y de hecho recomendable. 

Y no, no significa que seas un fraude, por mucho que tu síndrome del impostor se empeñe en hacerte creer todo lo contrario. 

En cualquier caso, si sientes que todo esto realmente te está afectando y desbordando, dale la vuelta a la situación y comienza un proceso terapéutico con el que fortalecer tu autoestima.  

Cuéntame, ¿a ti también te ha afectado el síndrome del impostor en algún momento de tu vida? ¿Tu también has creído que era suerte o casualidad lo que habías conseguido? 

Publicado en: Psicología

¿Con miedo a la soledad? Descubre qué hacer

enero 13, 2022 by Cristina Martinez Deja un comentario

El miedo a la soledad es uno de los motivos por los que algunas personas lo pasan realmente mal. 

Y es que este miedo hace que muchas veces aceptemos situaciones que bajo ningún concepto permitiríamos, o que nos limitemos y dejemos de hacer determinadas actividades “por no quedarnos solos”. 

  • “Quién se va a fijar en mí a mi edad”.
  • “¿Y si me muero solo y sin familia?”
  • “Voy a dejar de hacer X porque al final me quedaré sola”.
  • “¡No puedo más! Siento que se me cae la casa encima”

¿Te resultan familiares estas frases? Aunque a todos se nos ha pasado, aunque sea mínimamente, por la cabeza alguna de estas situaciones, para algunas personas esto es una fuente de angustia, desesperación y de malas decisiones. 

Decisiones como por ejemplo, precipitarse a la hora de elegir pareja, o sostener relaciones sofocantes y tóxicas por miedo a no quedarse solo.

Por ello en este artículo quiero explicarte qué es lo que hay detrás del miedo a la soledad y qué puedes hacer para comenzar a encontrarte mejor. 

¿Qué se esconde detrás del miedo a la soledad? 

El miedo a la soledad es un fenómeno en el que las emociones que surgen al pensar en el futuro son una fuente de temor. 

Para algunas personas es miedo a no tener pareja, miedo a hacerse mayor, miedo a quedarse sin amigos, al rechazo o incluso miedo a estar solo, aunque sea un breve período de tiempo. 

En realidad hablamos de un miedo irracional, ya que aunque en la gran mayoría de los casos estar solos no suponga ningún peligro, hay personas que llegan a sentirse bloqueadas e incapacitadas.

Este proceso termina desgastando la autoestima y haciendo que pierdan la confianza en sí mismas, buscando el cobijo de otras personas para sentir esa seguridad. 

La pregunta es: ¿por qué algunas personas tienen tanto miedo a la soledad?

Según muchos expertos, se sabe que el origen probablemente esté en la infancia, aunque también influyen otras muchas causas, como una baja autoestima, haber vivido relaciones tóxicas, o determinadas creencias limitantes.  

Sea como sea, la buena noticia es que es un problema que se puede trabajar y mejorar para que el miedo a la soledad deje de ser una fuente de malestar. 

5 cosas que puedes comenzar a hacer para superar el miedo a la soledad

El miedo a la soledad no se irá de un día para otro, pero si puedes ir haciéndolo cada vez más chiquitito trabajando en algunos aspectos. 

1 – Trabaja para flexibilizar tu mentalidad 

Una mentalidad abierta te ayudará mucho a superar el miedo a la soledad, y es que flexibilizar tus pensamientos será la clave para dejar atrás las verdades inmutables y las creencias que has adquirido a lo largo de los años. 

Así, en lugar de decirte “quién me va a querer a mí a mis años” podrías decirte: “soy una persona maravillosa, estoy feliz conmigo, y si llega alguien que me merezca realmente, será un placer compartir mi vida con él o ella”.

2 – Identifica muy muy bien tus miedos 

Si reconoces cuáles son tus miedos y qué es lo que hay detrás de ellos, podrás vencerlos. 

Por ello, si cada vez que piensas en este tema paras un momento a hacer un trabajo de introspección, podrás detectar si es racional o irracional, cuándo lo sientes, en qué situaciones, cómo actúas… Y qué alternativas podrías tener para gestionar las emociones y situaciones de una forma más eficiente. 

3 – Afronta tus miedos poco a poco 

Una vez identificados, el siguiente paso para superar el miedo a la soledad es establecer pequeños retos con los que puedas ir afrontándolos. 

De esta forma, irás avanzando y ganando autonomía. La idea es que tomes decisiones o hagas determinadas cosas con las que te demuestres que puedes hacer muchas cosas tú solo o sola. 

Porque en realidad esta es la idea: demostrarte que sin ninguna otra persona detrás puedes ser capaz de lograr muchos objetivos, para que interiorices que la soledad no es tan terrible como la pintabas. 

4 – Ponte a ti primero 

Otra de las cosas que puedes hacer es reservar cada día tiempo para ti, para cuidar de todas tus dimensiones. 

Recuerda que el auto-cuidado te mejora y también mejora la calidad de tus relaciones con los demás, y poco a poco esto irá fortaleciendo tu autoestima y ayudándote a ganar seguridad para hacer planes contigo, como ir a tomar un café, al cine, o incluso hacerte ese viajecito que tanto te apetece.

5 – Acude a consulta 

Si este miedo comienza a limitarte en tu día a día, en consulta podrás adquirir las herramientas y los recursos necesarios para afrontar de manera efectiva estas dificultades. Si quieres, puedes contar conmigo en este camino. 

Por último, un ejercicio 

Antes de terminar, te recomiendo hacer un ejercicio que te dará mucha claridad en este aspecto. 

Coge un papel y boli, busca un momento y un lugar tranquilo, y pregúntate qué es para ti la soledad. 

Escribe todas las frases que surjan en tu cabeza, para detectar las creencias que tienes sobre ella. 

Cuando lo tengas, marca aquellas que crees que te están limitando en tu día a día, y busca creencias contrarias o más adaptativas sobre la soledad. 

Una idea es que busques en internet “falsas creencias sobre la soledad” o que te bases en tus propias experiencias, por ejemplo en alguna vez que estuviste solo o sola y disfrutaste del momento y de tu propia compañía. 

Cuando ya lo tengas listo, no pierdas de vista ese listado. Tenlo a mano y cada semana plantéate un reto o pequeño paso para vencer tu miedo a la soledad. 

Algunos de los retos pueden ser ir a desayunar, entablar una conversación con una persona desconocida, ir a un espectáculo… 

Verás como siendo consciente de que puedes valerte por ti mismo, tu autoestima aumenta, y comienzas a ser más libre y por lo tanto a estar mejor en todos los aspectos. 

Y si haces el ejercicio y quieres contarme qué tal te ha ido, puedes hacerlo justo aquí abajo, en los comentarios. 

Publicado en: Psicología

Autoestima: ejercicio práctico para aumentarla y fortalecerla

agosto 19, 2021 by Cristina Martinez Deja un comentario

Hoy quiero compartir un ejercicio práctico para aumentar tu autoestima. Pero antes, hablemos un poco sobre este concepto. 

En la consulta he podido trabajar con personas que aparentemente no tenían ningún problema de autoestima, y al profundizar un poco, hemos podido ver como realmente detrás de su malestar estaba la falta de autoestima. 

Pero, ¿qué es la autoestima y qué importancia tiene realmente? 

Podemos definir de manera muy muy resumida a la autoestima como la actitud de quererse y respetarse a uno mismo. 

Dentro de este “quererse y respetarse” entran en juego muchos otros conceptos, casi todos relacionados con el auto, como el autoconcepto, el autoconocimiento, la autoaceptación o el autoanálisis. 

Todos estos “autos” tienen algo en común, y es el lenguaje interno. Y es que cuando hablamos de autoestima, todo comienza en el interior y en la forma en la que nos hablamos y en cómo nos tratamos. 

Cuando la autoestima está baja, tenemos la tendencia de hablarnos de forma destructiva, con mensajes negativos que van desgastándonos poco a poco. 

Sin embargo, cuando nuestra autoestima está sana, nuestro lenguaje interior es mucho más sereno y realista, sabiendo diferenciar cuando es una crítica constructiva y cuando es destructiva y es mejor desecharla. 

Igualmente puede que dudes de si tu nivel de autoestima es saludable, o si es algo en lo que deberías trabajar. 

Por eso, a continuación te doy unas cuantas pistas para saber si tienes buena autoestima y comparto un ejercicio práctico para fortalecerla. 

¿Cómo puedes saber si tienes buena autoestima? 

A veces pensamos en autoestima y automáticamente pensamos que tiene que ver con la imagen corporal y el amor propio, aunque este concepto va mucho más allá. 

De hecho, es posible que no te guste tu imagen corporal, y aun así tengas una autoestima sana. 

Algunas características de las personas con buena autoestima son: 

  • Alguien con buena autoestima no se considera ni inferior ni superior, por lo que no tiene necesidad de estar compitiendo porque sabe el lugar que ocupa. 
  • Defiende sus ideas y confía en su propio criterio, incluso cuando es cuestionado o se equivoca (y lo reconoce).
  • También está dispuesto a pedir ayuda cuando lo necesite, y es capaz de respetar las opiniones de otras personas. 

Por el contrario, alguien con baja autoestima:

  • Es indeciso, no permite errores y es muy autocrítico. De hecho, esto hace que tenga continuos sentimientos de culpa. 
  • Es muy sensible a la crítica, y se siente fácilmente atacado. 
  • Destaca por tener un alto grado de perfeccionismo o autoexigencia, a la vez que una excesiva necesidad de complacer. 

La autoestima no es un concepto rígido que podamos “tener o no tener”: varía a lo largo de toda nuestra vida y puede variar según las circunstancias.

Es absolutamente normal tener variaciones en cómo nos percibimos a nosotros mismos. El problema es cuando estas variaciones se vuelven tan pronunciadas que nos causan sufrimiento, nos vuelven negativos o nos bloquean. 

Así que sí, podemos afirmar que la autoestima es uno de los pilares de nuestra vida, y es la llave que nos permite sentirnos bien o hacernos sentir que no somos capaces o que no valemos nada. 

De hecho, una de las consecuencias de tener una baja autoestima que me encuentro con más frecuencia en consulta es la presencia de sentimientos negativos constantes, reflejados en: ansiedad, culpabilidad neurótica, reacciones exageradas, hiper perfeccionismo, indecisión crónica, autodestrucción… 

Como ves, es algo serio, que si no trabajas puede desembocar en problemas que limiten tu vida y tu bienestar. 

Si has detectado que tienes la autoestima baja o quieres mejorarla, te invito a practicar el siguiente ejercicio. Y por supuesto, si sientes que no puedes hacerlo solo o que es un problema que te está desbordando, no dudes en pedir ayuda profesional. 

Ejercicio práctico para aumentar la autoestima

Para este ejercicio, vamos a reservar varios días y una libreta o aplicación de notas en tu móvil. 

Vamos a hacer tres listados: uno con todas las fortalezas que consideras que tienes, otro con los elogios que te han dicho a lo largo de tu vida, y otro con todas esas cosas que te hacen sentir orgullo de ti. 

La idea es que vayas alimentando esos tres listados durante varios días, y que cada vez que te acuerdes de alguno, lo apuntes. 

Algunos ejemplos:

Mis fortalezas:

  • Me considero una persona curiosa y aprendo fácilmente. 
  • Tengo sentido del humor.
  • Soy una persona con mucha creatividad. 
  • Tengo disciplina.

Los elogios:

  • Sabes escuchar muy bien. 
  • Eres muy gracioso. 
  • Me gusta tu sonrisa. 

Las cosas que te hacen sentir orgullo:

  • Cuando te sacaste el carnet. 
  • Haber aprobado aquel examen. 
  • La forma en la que apoyaste a ese amigo. 

Lo recomendable es que le dediques el tiempo suficiente a elaborar tus listas, y que incluso las puedas ir haciendo crecer con el paso de las semanas. 

Una vez hecho los listados de base (con que tengas unos 3 o 4 elementos por cada tipo puedes seguir avanzando), párate en cada elemento y puntúa del 1 al 10, siendo 1 no me lo creo nada y 10 me lo creo completamente. 

De los que has puntuado más bajito, piensa en qué ocurriría si te los creyeras al 100%, en qué cosas cambiarían de tu vida y qué actitudes tuyas serían diferentes. 

Puedes anotarlo en tu libreta, y visualizar cómo sería tu realidad si esto pasara. 

La idea es que tengas muy presente este listado en tu vida cotidiana, y para ello, te recomiendo hablarte en el espejo. 

Puedes mirarte cada día en el espejo y reconocer todo lo que has trabajado en tus tres listas, recordarte todos esos conceptos y decirte un halago o algo positivo, del tipo:

  • Soy bueno haciendo X cosa, y eso es admirable. 
  • Doy gracias por tener X cualidad o habilidad. 
  • Hoy voy a hacer X por mi, porque soy merecedor de ello. 

El objetivo de este ejercicio es que comiences a cambiar la conversación interna y se convierta en algo mucho más amable y enriquecedora. 

Para aumentar y fortalecer la autoestima, es importante pasar a la acción. Recuerda que siempre podemos aprender enfoques diferentes para vivir nuestra vida, y que si necesitas ayuda para hacerlo, puedes contar conmigo. 

Espero que este ejercicio te resulte interesante y que te animes a practicarlo. Y si es así, cuéntame qué tal te ha resultado 🙂 

Publicado en: Psicología

Tu imagen corporal

julio 22, 2020 by Cristina Martinez 2 comentarios

¿Te sientes a gusto con tu cuerpo?, ¿estás a menudo pendiente de tu imagen?, ¿crees que si no estás delgada no se fijarán en ti?

Te presentamos útiles ideas que te ayudarán a reconciliarte con tu cuerpo y contigo misma.

Ana es una joven de 23 años muy activa, cuando se levanta se ducha sin apenas tiempo y esquiva el espejo pues para ella es su peor enemigo.

Ana: “No me gusta mi cuerpo, no me gusta como soy. Estoy gorda, no tengo pecho, me ha salido celulitis, en fin… tengo tripa, vamos que prefiero ni mirarme porque me pongo de mal humor”.

Ana está maltratando a su cuerpo y lo que es peor todavía, está maltratándose a sí misma. No se gusta, distorsiona la realidad y magnifica sus “defectos”, sólo se fija en ellos y piensa que es horrible, que nada podrá cambiar su situación.

Ana no está gorda, su peso es normal y los médicos le aseguran que no necesita seguir ninguna dieta porque no tiene sobrepeso. Sin embargo ella insiste y pretende ponerse a régimen por su cuenta.

¿A cuántas mujeres de hoy en día les ocurre lo mismo?, ¿cuántas veces te has maltratado pensando que tienes un cuerpo horrible, que no te gusta?.

Vivimos en la era de la imagen y el cuerpo. Pase lo que pase hay que estar delgadas, incluso escuálidas, cuanto más mejor porque así demostraremos que somos capaces de gustar a cualquiera, que somos “¡perfectas!”.

¿Te has fijado cuando vas por la calle a cuántas de estas figuras “perfectas” observas?. Seguro que a ninguna, porque los mensajes que nos transmiten a través de los medios forman parte de una ilusión. Es imposible mantenerse eternamente jóvenes, delgados, sin arrugas… El cuerpo cambia, ¡afortunadamente!, y tenemos que aprender a valorar y a cuidar no sólo nuestro cuerpo sino lo más importante, nuestro interior.

La imagen y el atractivo

Las mujeres estamos sometidas a una constante moda social que nos dicta cómo deben ser nuestros cuerpos para ser atractivas. Y ¿por qué ocurre esto?, ¿por qué somos, sobre todo, las mujeres el “blanco” de todas estas influencias?.

Culturalmente a lo largo de los años, se ha considerado a la mujer como objeto sexual. No se valoraba su intelecto, su capacidad de trabajo u otras cualidades internas, pero sí su cuerpo.

La mujer ha aprendido que su cuerpo es importante, que para gustar y seducir a los demás deberá estar delgada si no, no tendrá el mismo valor.

Hoy en día las mujeres, al igual que los hombres, trabajan y se valoran en ellas otras cualidades diferentes a su físico. Pero socialmente , se le sigue exigiendo a la mujer un determinado tipo para ser atractiva y tener éxito.

Obviamente el cuerpo no lo es todo. La belleza emana de nuestro interior y eso es algo que no lo dan ni las medidas “perfectas”, ni la cirugía. El atractivo personal se basa en algo mucho más profundo e interesante; nuestra forma de ser y estar en la vida.

María tiene 43 años, no es especialmente guapa y sus medidas no corresponden a los cánones publicitarios. Sin embargo, algo muy especial fluye de ella, una energía que la hace brillar con luz propia.

María: “la verdad es que yo sé que no tengo un cuerpo perfecto ,no!. Ni tampoco soy alta como las modelos, pero no me importa. Yo siento que gusto y agrado a los demás. Acepto mi cuerpo tal y como es, lo cuido y lo valoro. Además no necesito ser “perfecta”, me gusto así y eso lo noto y los demás también. Si te sientes especial lo eres!, y lo serás también para los demás”.

Ahí está la clave. ¡Siéntete especial, única y lo serás!

Recuerda que lo que nos resulta atractivo de los demás, no es sólo la imagen. Prestamos más atención a cómo se mueve, expresa y lo que nos sugiere esa persona.

Cuando nos fijamos en alguien y nos gustan sus ojos, en realidad lo que nos atrae es la forma en que nos mira. No es simplemente su boca lo que nos gusta, sino cómo se expresa o gesticula con ella, como sonríe.

Nuestra relación con la comida

Ángeles es una mujer obesa de 34 años, se siente fatal con su cuerpo, no se gusta. Utiliza ropa ancha para vestir, su insatisfacción aumenta a medida que va pasando el tiempo y su cuerpo sigue engordando.

“No lo entiendo, porque la verdad es que como poco y bueno, intento hacer ejercicio pero me aburro, veo que las cosas no cambian y me da una rabia… Suelo comer poco pero, después de comer siempre me apetece algo dulce, no sé por qué pero necesito comer cualquier cosa dulce y entonces siento que he terminado de comer, me quedo tranquila”.

Ella misma lo dice, se siente tranquila después de comer dulce. Esto es algo muy típico en las personas que tienen ansiedad. Al consumir azúcar sienten un placer inmediato que reduce su angustia, frustración, pena y dolor.

Realmente Ángeles cuando termina de comer ya no tiene hambre. Parece que le falta algo que cubre con el dulce. En realidad se trata de otro tipo de necesidad más interna y profunda que tendrá que identificar para darle una salida más positiva.

Está demostrado que los dulces calman la ansiedad temporalmente. Producen una satisfacción inmediata y especial. Nuestro organismo libera endorfinas, las hormonas de la “felicidad” y nos sentimos rápidamente reconfortados.

¿Quién no ha tomado un dulce o chocolate cuando se sentía triste o falto de energía?. Pero ¡cuidado!, hacer de ello un hábito puede llegar a ser peligroso para nuestra salud e incluso, convertirse en una adicción.

Hay personas adictas a ; chocolates, bollos, pistachos, patatas fritas, pan, etc. Llegan a necesitar consumir a diario estos alimentos para sentirse bien. Ya no se trata de un “capricho” del momento sino de una dependencia; es la adicción a la comida. Un problema que debe ser tratado desde el aspecto médico y sobre todo psicológico pues refleja desajustes personales y emocionales.

Toma nota
Ponte frente al espejo

Si no lo has hecho nunca o siempre pasas rápidamente delante de él, ¡hazlo ahora! Ponte frente al espejo desnuda y obsérvate a ti misma, dáte tiempo. Las primeras veces te sentirás incómoda, notarás que te criticas y no aceptas determinadas zonas. Sé consciente de ello y observa tus reacciones.

Patricia es una joven de 29 años, trabajadora social y sin apenas tiempo para ella. Vive muy pendiente de su físico, controla lo que come y compra revistas de nutrición. Hace ejercicio, cuando se mira al espejo es para criticarse. Cada dos días hace visita a la báscula, su mayor preocupación es no engordar.

Patricia: “qué horror he engordado medio kilo, no lo entiendo…tengo que volver a mi peso como sea”.

¿Realmente Patricia será más feliz si reduce ese peso o, es su constante preocupación por los kilos lo que la crea frustración?

¡Olvídate de la báscula!, o por lo menos dále unas vacaciones.

La vida no cambia con unos kilos de más o de menos. Lo importante es que puedas observar tu cuerpo y sentirte a gusto con él.

El cuerpo cambia, y a medida que pasan los años nuestro peso también oscila. Varía ligeramente, ¡esto es lo normal!. Pretender controlar en todo momento estos cambios, nos conducirá a una insatisfacción constante.

No se trata de que te guste todo tu cuerpo al cien por cien, habrá zonas que aprecies muchísimo y de las que te sientas orgullosa. Otras, en cambio, te agradarán menos. ¡Acéptalo porque ésa eres tú también!. No es cuestión de resignación sino de aceptación consciente.

Cambia de hábitos, olvídate por unos días de la báscula y ponte frente al espejo. Obsérvate, como si fueras tu mejor amiga y cuídate todo lo que puedas. Seguro que si practicas este ejercicio conseguirás mayor satisfacción, mejor relación contigo misma y con los demás.

Sé consciente de lo que comes y cuándo comes.

Obsérvate y distingue entre la sensación de hambre y el impulso por comer. 

Sara no tiene hambre. Está aburrida y un poco “desencantada” de la vida. Su pareja la ha dejado hace unos meses. Cree que ya no encontrará a nadie con quien compartir su vida. Por si fuera poco, el programa que está viendo ofrece testimonios de mujeres separadas

De repente siente un impulso, una necesidad irrefrenable de comer. Se levanta directa al armario, coge sus galletas favoritas y devora una tras otra como si de un calmante se tratara. ¿Por qué come Sara en ese momento?

Sara no tiene hambre pero se siente descontenta con su vida. Todos estos pensamientos le producen una gran insatisfacción y desazón. Lo único que consigue calmarla es el dulce. “Nada mejor que un dulce para calmar las penas” -piensa Sara-.

¿Qué le aporta este hábito?, seguramente más insatisfacción y frustración. No sólo se sentirá triste por perder a su pareja, sino que cada vez estará más gorda y menos atractiva. Así construirá su propio circulo vicioso.

Aprende a identificar la sensación de hambre y a diferenciarla de la necesidad de consumir algún alimento para sentirte mejor, más tranquila. Te ayudará a ser más consciente y responsable de tu vida.

Valora tu atractivo.

¡Tú eres atractiva! Sólo tienes que darte la oportunidad para descubrirlo.

Frente al espejo observa tus gestos y cómo resultas más graciosa y divertida. Saca todo tu potencial a tu forma de ser; cómo miras, cómo colocas tu cuerpo, tu tono de voz, etc. Utiliza ropa que te favorezca, tú mejor que nadie debes saber “sacarte partido”!.

Observa lo que comes y sobre todo, cuándo comes.

¿Estás triste?, ¿alegre?, ¿te sientes preocupada por algo o alguien ?, ¿qué necesidad afectiva pretendes cubrir con la comida?, ¿qué te falta?, ¿con quien estás enfadada?…

Date permiso.

Concédete el derecho de comer aquello que te apetece sin sentirte culpable.    Es obvio que existen multitud de alimentos calóricos. Si nuestra actitud al comerlos es negativa, favoreceremos nuestro aumento de peso. Tampoco queremos decir con esto que si nos hinchamos de chocolate o pan, y tenemos una actitud positiva, no vayamos a engordar. No!, esto no es cierto.

Se trata de mantener un cierto equilibrio. Comer sano no significa torturarse constantemente y mantener un severo control de todo aquello que ingerimos.

Cuidar nuestra alimentación para que sea equilibrada y darnos permiso para disfrutar de aquellos alimentos que nos gustan, podemos concedernos “caprichos” sin sentirnos culpables.

Aprecia lo que vales.

Tú eres mucho más que tu cuerpo.

En lugar de centrarte en lo que no te gusta de tí, potencia tus cualidades.¡Seguro que son muchas!

Dáte tiempo. Nunca es tarde para aprender a valorarte y quererte. Cuando una persona se siente bien consigo misma y tiene una buena autoestima, sabe que es capaz de gustar. Te mereces mucho más!, no esperes a que te lo digan, descúbrelo y cree en ti. Tu energía llegará también a los demás

Publicado en: Psicología

El perfeccionismo – Cómo reconocerlo y tratar con él

julio 22, 2020 by Cristina Martinez Deja un comentario

¿Has conocido alguna vez a alguien tremendamente perfeccionista; la típica persona que casi nunca está conforme con los resultados, exigente y estricto consigo mismo y los demás? Pero… ¿por qué actúa así el perfeccionista?, ¿cuáles son sus necesidades?, ¿qué le lleva a buscar siempre la “perfección”?
Aquí encontrarás las claves más importantes para reconocerlos y tratar con ellos.

Manolo 33 años delineante: “en mi trabajo soy muy perfeccionista, me paso horas y horas diseñando planos , cuando me hacen un encargo invierto mucho tiempo hasta estar seguro de que todo está calculado y que las medidas encajan a la perfección. Quiero que mis clientes estén satisfechos, reconozco que empleo mucho tiempo sin ser necesario pero no puedo evitarlo. Me gusta estar seguro de lo que hago, así me siento satisfecho en mi trabajo”.

Manolo disfruta de su trabajo pero a veces, esta actitud se convierte en un arma de doble filo. Su propio afán por hacer las cosas “bien” le hace estar excesivamente tenso en situaciones que no lo requieren.

Se exige constantemente a sí mismo para demostrarse que es capaz, que es un buen profesional. Sus permanentes críticas bloquean su entusiasmo y merman su motivación en el trabajo, haciéndole sentir una tremenda inseguridad.

¿Por qué actúa así el Perfeccionista?

El perfeccionista a pesar de las apariencias, es un tremendo inseguro. La búsqueda constante de la perfección le lleva a la obsesión por tener el control de las cosas con la ilusión de que así será reconocido. Ve en su conducta una forma de alejarse de la mediocridad, cree que él debe ser perfecto para que los demás le acepten. Si comete algún fallo, su autoestima se viene abajo. La rigidez de su conducta es un intento de ocultar su imperfección.

Le resulta muy difícil reconocer sus errores. Su complejo de parecer torpe, incapaz o indigno de ser querido, le impulsa a perseguir la perfección para obtener reconocimiento social. Teme anticipadamente el rechazo de los demás por eso, reacciona a la defensiva y se irrita ante la más mínima crítica.

El problema de ser perfeccionista está en que, todo lo que no sea perfecto le desagrada. Un perfeccionista es sólo momentáneamente feliz.
“Nada merece hacerse a menos que sea perfecto” es el lema del perfeccionista. Su comportamiento se rige por pautas altamente exigentes, está obsesionado por conseguir la excelencia en todo lo que hace. Cree que la vida es el arte de hacer un dibujo sin goma de borrar.

Fiel al lema:”Cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa”, es un obseso de la organización. Lo escribe todo porque ha perdido de vista el objetivo principal. Sus relaciones personales resultan muy conflictivas, nadie es capaz de satisfacer sus expectativas y exigencias. Siempre espera de sí mucho más de lo que es razonable.

Reconoce a tu Perfeccionista

Mírate al espejo y fíjate bien, hazte estas preguntas: ¿soy perfeccionista?, ¿por qué actúo así?, ¿qué me asusta?

Analiza por un momento cómo actúas en tu vida diaria, ¿eres muy exigente contigo mismo?, ¿en qué momentos no soportas los errores?, ¿cómo te tratas?.

Es importante reconocer esta parte de nosotros, moderar nuestras exigencias y tratarnos con mucho más cariño, apoyo y comprensión.
Si sabemos que no se dan ni las relaciones, ni las acciones, ni las personas perfectas seremos más felices en nuestras vidas.

Es cierto; ¡la perfección no existe!, todo el mundo tiene limitaciones. Yo soy imperfecto y mis circunstancias también lo son.
La búsqueda de la perfección es un gran error que nos lleva a sentirnos frustrados continuamente, pero eso no significa que no nos esforcemos por hacer las cosas lo mejor posible.

Comprometámonos a ser tolerantes con nosotros mismos.
Aceptar que en el camino podemos tropezar, equivocarnos y rectificar , es la manera más saludable de conseguir lo que nos proponemos.

¡Quiero que salga todo Perfecto!

Gema 30 años, directora de ventas de una importante multinacional:

“Yo, en mi trabajo soy muy perfeccionista, necesito sentir que estoy haciendo las cosas bien, que consigo mis objetivos comerciales. Todo el tiempo que le dedico al trabajo me parece poco. Siento que no debo perder ni un minuto en “tonterías”, como cualquier cosa rápida y ya estoy activa, siempre pendiente de todo y resolviendo los imprevistos del momento.

Así es mi vida y cuando llego a casa, estoy agotada pero tengo la sensación de que podía haber hecho más y mejor las cosas. Esto me produce una angustia y frustración muy grande. No sé, es la sensación de que haga lo que haga, nunca tengo bastante, me pido, me exijo más!”.

Gema representa fielmente el típico perfil del perfeccionista, insatisfecho en cualquier aspecto de su vida, aunque dedique todo su tiempo y energía a sus objetivos personales y profesionales.

Las personas perfeccionistas piensan equivocadamente, que la única forma de demostrar que valen es a través de sus esfuerzos constantes aunque eso suponga un sufrimiento y les lleve a sobrepasar sus propios límites hasta el agotamiento.

En lo más profundo de su psique el perfeccionista no cree en sí mismo, piensa que no es lo suficientemente bueno. No valora lo que hace y todo le parece mejorable. Se exige constantemente retos cada vez más difíciles y aún así, no tiene bastante.

Como si de una droga se tratara, la actividad se convierte en la única forma de demostrase a sí mismo que vale.

Padres exigentes

Detrás de estos comportamientos recurrentes existe una gran necesidad de afecto. Una dependencia emocional muy fuerte de los demás que es imposible sustituir con el trabajo u otras ocupaciones externas.

En general los perfeccionistas crecen en ambientes familiares escasos de atenciones y demostraciones de afecto. Suelen tener padres exigentes o ausentes de elogios y reconocimiento hacia ellos.

Con padres perfeccionistas el niño puede percibir que el amor que le dan está condicionado por sus éxitos, el mensaje que recibe es: “sólo tendrás cariño si triunfas”. De esta forma la confianza del niño se crea en base a los resultados y coherente a la idea: “ si consigues lo que te propones eres bueno y tendrás éxito si no nada podrá remediarlo, serás un desastre”.

La confianza en uno mismo debe permanecer inalterable en nuestro interior, alcancemos o no nuestros objetivos. Sólo confiar cuando conseguimos lo que queremos, nos convierte en frágiles marionetas vulnerables a los inevitables contratiempos de la vida.

Reconocer nuestras equivocaciones y aceptar que las cosas no salieron como estaban previstas, nos permite disfrutar y valorar más lo positivo. Debemos proteger lo esencial; nuestra estima, y motivarnos para mejorar en la próxima ocasión.

Ten en cuenta:

Cuida tu autoestima.

Sé consciente de que mereces un tiempo y espacio para tí. Cada persona tiene una vida única y un camino que recorrer.

Aprender a amarse, es aprender a escucharse y respetarse.

También es comprender a los demás, respetar sus procesos, necesidades y establecer relaciones justas.

Reconoce tu valía. 

No se trata de hacer infinidad de cosas hasta llegar al agotamiento y demostrar así a los demás que vales, para tener su reconocimiento. La verdadera valoración incondicional está en uno mismo y sólo llega cuando dejas de luchar contra tí y el mundo.

Cuida y déjate cuidar.

Incorporar el cuidado mutuo es fundamental en las relaciones personales. Se trata de dar, y aprender a recibir.

Acepta tus propios límites.

Reconoce que no siempre puedes estar a disposición de los demás. Tú también tienes días malos y necesitas tus momentos de tranquilidad.
Es importante encontrar el equilibrio entre los demás y uno mismo. Practica la escucha interior y reconoce tus necesidades.

La vida no es perfecta. ¡Afortunadamente!

Todos tenemos derecho a equivocarnos, aprender de nuestros errores y rectificar cuando sea necesario, tú también.

Es imposible controlar cada uno de nuestros actos para conseguir el resultado deseado. Esta rigidez te impide disfrutar del momento.
Fluye con los acontecimientos y disfruta del presente. Asume los imprevistos con humor y deportividad. ¡Verás que con esta actitud la vida tiene otro color!

Publicado en: Psicología

Terapia con Hipnosis

julio 22, 2020 by Cristina Martinez Deja un comentario

¿Quién no ha estado “en babia” alguna vez sintiendo que su mente viajaba a otro lugar…? ¿Te has observado en algún momento soñando despierto sin saber lo que pasaba a tu alrededor?
Quizás estabas conduciendo por la autopista, escuchando la radio y te has pasado tu salida habitual.  ¿Te has quedado absorto en un libro o película sin ser consciente del tiempo?. Todos estos estados son trances parecidos a la hipnosis. Es posible que incluso leyendo este artículo, puedas entrar en trance y sentir que te desconectas de lo que ocurre a tu alrededor…

La mayoría de las personas sólo conocen de la hipnosis, lo que aparece en TV. Normalmente, un señor que somete a pruebas ridículas a los participantes creando espectáculo y buscando impresionar . No es de extrañar entonces, que la mayoría de la gente piense en la hipnosis como algo peligroso, una forma de control mental en el que la persona es una víctima indefensa ante el hipnotizador; nada más lejos de la realidad.

¿Qué es la Hipnosis?

La hipnosis se puede definir como un estado de relajación profunda parecida al sueño, pero no como el sueño. La persona se permite a sí misma responder a ciertas sugerencias que le va proponiendo el psicólogo para conseguir mejoras terapéuticas con más rapidez que en vigilia.

Mitos y realidades

María es una paciente de 40 años que vino a la consulta aquejada de fuertes dolores de cabeza.
Los médicos le habían hecho todo tipo de pruebas pero no encontraban nada. Tomaba la medicación y aún así, seguía teniendo fuertes dolores. Alguien le había hablado de la hipnosis y acudió a consulta con esa idea pero con mucho temor.

María – “Sí bueno, me han hablado de la hipnosis pero no sé, me da un poco de miedo ¿y si me duermo y luego no puedo despertar?”

Psicóloga – “Mira María, te voy a explicar primero lo que es la hipnosis para que tengas las ideas claras.La hipnosis es como un estado de relajación profunda en el que tú te vas a sentir muy cómoda y en el que podemos trabajar los dolores que te aquejan. Pero quiero que sepas que la hipnosis no es un sueño. No te vas a dormir, serás consciente en todo momento de lo que te estoy diciendo y de dónde estás, ¿entiendes?”

María – “Entonces si no me voy a dormir, ¿qué voy a sentir?”

Psicóloga – “Verás, cada uno vive la hipnosis de forma diferente. Las personas se sienten en un estado muy agradable y especial. Es como si te quedaras absorta en una película o un libro. Estarás totalmente concentrada en lo que te voy diciendo.Quiero que sepas que nadie permanece hipnotizado indefinidamente. No se ha dado nunca un solo caso en que la persona no pueda salir del trance. Será tan sencillo como cuando yo te diga : ahora voy a contar del 1 al 5, y cuando llegue al 5 abrirás tus ojos, y así será”.

María– “¿Y si hago algo que yo no quiero?”

Psicóloga – “Esta es otra idea que muchas personas tienen. A veces se piensa que en hipnosis estamos dispuestos a hacer lo que sea, que somos como marionetas y obedecemos al terapeuta automáticamente sin importarnos lo que haya dicho que hagamos. Esto es totalmente falso.Bajo hipnosis no harás nada que no quieras hacer, nada que vaya en contra de tus principios e ideas. Tú tendrás la capacidad de aceptar o rechazar cada una de las propuestas que te vaya dando”.

María – “Bueno ya sé que no voy a hacer nada que yo no quiera pero ¿ y si no me puedes hipnotizar?, porque supongo que habrá muchas personas que no se dejen.

Psicóloga – “La verdad es que hay personas que piensan que no son hipnotizables. Pero realmente no es que no lo sean, sino que tienen miedo.Piensan que dejarse hipnotizar es un signo de debilidad, como que ellos tienen una personalidad tan fuerte que nadie les va a manipular. Como ya te he dicho, en la hipnosis no se manipula a nadie, tú tienes el poder de decidir lo que aceptas y lo que no. Y respecto a la debilidad, sabemos que cuanto más inteligente e imaginativa sea la persona, más fácil le resultará entrar en hipnosis.

El 90% de las personas son hipnotizables pero eso sí, no se puede hipnotizar de forma mágica, la persona tiene que colaborar”.

Para entrar en Hipnosis

Tienes que querer ser hipnotizado.

Debes ser receptivo, si no quieres no hay nada que hacer.
Los milagros no existen y la magia tampoco. La mejor manera de ser hipnotizado es cuando tienes una razón o motivación importante, como es tu caso. La capacidad para ser hipnotizado está en tu interior, para ello hay que vencer el miedo absurdo que crea esta palabra.

Yo soy simplemente una guía que te ayuda para entrar en ese estado, siempre que tú lo desees. Porque eres tú la que te hipnotizas a ti misma .Yo sólo pongo el conocimiento y las técnicas para que entres en trance.

Confiar en el terapeuta.

Saber que estoy aquí para ayudarte y que no te va a ocurrir nada malo. Sólo harás lo que tú quieras.

¿Qué ocurre en Hipnosis?

Distorsión del tiempo

El tiempo es subjetivo a lo largo de toda la sesión y puede pasar más rápida o lentamente que en vigilia.

Focalización de la atención

Los mensajes que se reciben tienen especial importancia y mayor efecto.

Aumento de la sugestionabilidad

Actitud más receptiva. En un estado de relajación profunda resulta más fácil imaginar, crear o revivir situaciones pasadas, presentes o futuras. Podemos así introducir cambios que mejoran la vida de la persona.

Mayor implicación emocional

Durante la sesión la persona tiene la sensación de sumergirse con más facilidad y viveza en las situaciones o estados emocionales que le sugiere el terapeuta.

¿Para qué la Hipnosis?

La hipnosis tiene infinidad de aplicaciones, es una técnica que utilizamos habitualmente los psicólogos especialistas.
Puede emplearse en diversos tratamientos para: la obesidad, insomnio, adicción al tabaco, anginas de pecho, hipertensión, asma, problemas sexuales, reducción del dolor, depresión, ansiedad, fobias, control de emociones, mejora de la concentración, etc…

El dolor

La hipnosis es particularmente efectiva para aliviar dolores. Proporciona a la persona otra alternativa sobre la que dirigir su pensamiento, disminuye la ansiedad y las percepciones de dolor a plena conciencia.

La hipnosis se utiliza en fibromialgias, dolores producidos por enfermedades crónicas, cáncer, ciertas intervenciones quirúrgicas, dolores de espalda, etc.

María – “Cuando yo digo que me duele la cabeza es que realmente me duele, ¿cómo puedo evitar pensar en ese dolor?”

Psicóloga – “Cuando tú sientes dolor es real. Esa información, se transmite a través de los nervios y llega al cerebro, es entonces cuando notas el dolor. Sabemos que la resistencia al dolor es muy variable de unas personas a otras”.

María – “¿Me estás queriendo decir que me duele porque interpreto que me duele?.Yo no interpreto nada, a mí me duele y punto”.

Psicóloga – “A pesar de que ese dolor que tú sientes es real y te fastidia, tú puedes hacer algo para modificarlo. Cuando uno siente dolor y se centra en él, aumenta aún más . Además se incrementa el nivel de ansiedad, uno se siente mal, se contraen los músculos con más facilidad y esto produce aún más dolor.

No se trata de pensar que no te duele, porque esto sería negar una realidad. Se trata de cambiar tu percepción del dolor”.

María – “Entonces, ¿si me entreno en hipnosis dejaré de sentir dolor?”

Psicóloga –”Lo más importante es que aprenderás a percibirlo de otra manera. Cambiará tu actitud ante ese dolor, llevarás una vida mucho más agradable y te sentirás aliviada”.

Publicado en: Psicología

  • Ir a la página 1
  • Ir a la página 2
  • Ir a la página siguiente »

Copyright © 2022 · Genesis Sample on Genesis Framework · WordPress · Acceder

  • Aviso legal
  • Política de Privacidad
  • Uso de cookies

CRISTINA MARTÍNEZ GÓMEZ (ALHAMBRA PSICÓLOGOS) utiliza cookies técnicas, de personalización, análisis y publicitarias, propias y de terceros, que tratan datos de conexión y/o del dispositivo, así como hábitos de navegación para facilitarle la misma, analizar estadísticas del uso de la web y personalizar publicidad. Obtener más información.

Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.

Cookies estrictamente necesarias

Las cookies estrictamente necesarias tiene que activarse siempre para que podamos guardar tus preferencias de ajustes de cookies.

Estas cookies son:

  • Sesión de usuario
  • Comentarios
  • Seguridad
  • Aceptación de cookies

Si desactivas esta cookie no podremos guardar tus preferencias. Esto significa que cada vez que visites esta web tendrás que activar o desactivar las cookies de nuevo.